lunes, agosto 15, 2005

Alexandrina.

Cuando apareces no puedo dejar de pensarte. Lo extraño es que mi mente se cierra a tu figura.. a tu cabello.. a tus formas y -mente egoista- no te dibuja entre las lineas de mis letras.
Hagamos entonces (una vez más) que alguien hable por mi.

El Escorpión y La Rana
Un escorpión y una rana, se hallaban discutiendo a la orilla de un rio, el escorpión dice a la rana.
-permíteme cruzar en tu lomo
- ¡acaso estas loco! Si lo hago me atacarías, me matarías sin compasión.
-¡no! , no seas tonta si lo hago, estaría condenándome al suicidio, pues al morir tu yo me hundiría y moriría también.
Depuse de un rato, el escorpión convence a la rana y ambos se embarcan a la travesia, a medio camino la rana siente un punzante y agudo dolor en la espalda, una fina daga que traspasa su piel, depositando en sus entrañas el dulce beso de la muerte.
-¡maldito! , ¡maldito! , ¡que has hecho estúpido ahora moriremos los dos!
El escorpión contesta apacible, con la mayor tranquilidad y la mirada fija al infinito dice:
-lo siento, no pude evitarlo, está en mi naturaleza.
Fábula.
No puedo evitar amarte,
A pesar de los truenos
Y el infierno,
A pesar tuyo y mío
A pesar del tiempo
A pesar del cuerpo
Desnudo que
Yace en mi h a b i t a c i o n.
No puedo, no
Mirarte , ni olerte
Extender tus alas
Ni lanzar mis besos
Amargos y sólidos,
Exorcizar lamentos
Aferrarme a tus pechos
Mientras devoras mi corazón,
Mariposa muerta
Arcángel renacido
Del moreno seno
De una ramera blanca.
(no puedo , no)
a pesar de los trasmundos
de los hinchados
y los alcohólicos
de los tequilas y te quieros
a pesar del hielo
que enfría tu espalda
a pesar del fuego
que abraza tus nalgas
exactas y dulces
licor de matas
eres parte de mí

e x t e n c i ó n de mis palabras
llanto sulfúrico
costra del amargo
escatología de mis horas
línea de coca esperando
el reptar de mi nariz
¡maldita virgen de diez mil caderas!
Línea intemporal
¡Negra!
Bajo el cobijo de los vellos
Útero clavado enocasional
Matriz
Luz del espejuelo
Llora perineo
Ahoga los ovarios y dame tu consuelo
Que es que no puedo dejarla
Es mi naturaleza que me obliga
A ultrajarla.

(NO me acuerdo del nombre del wey.)

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