sábado, mayo 22, 2010

10 de Junio de 2007.

El ser humano es tan complejo y enigmatico, que pocas son las ocasiones en que podemos apreciar lo sublime de la vida; gastamos el tiempo en un malsano intento de supervivencia que, sin mas miramientos que los propios, nos distrae de esos pequeños detalles.

Hoy es turno de exponer una realidad que sòlo es terrible cundo es propia, una cruel verdad que asalta a toda hora y en todo momento, pero que se vuelve insoportable por las madrugadas, tiempo en que desearìa poder abrazarle y perderme en su respiraciòn. Pero eso no podrà ser, por que su presencia en este mundo serà tan sòlo un deseo, un deseo que naciò y falleciò de un descuido. Hoy camino sin rumbo, las calles se pierden en el infinito ante mis pasos, en cada esquina creo escuchar su llanto, pero no es verdad, tan sòlo es un deseo.

Para muchos hombres la situaciòn podria resultar liberadora y hasta divertida, perfècta como anècdota misògina durante una noche de juerga, pero para mi es todo lo contrario, es la cruel remembranza del descuido y de mi ausencia... de mi estupida y cruel ausencia. Aun asi, el arrepentimiento no alivia nada... ella sufriò de soledad interna, yo de descuido y èl... o ella de muerte extrema.

El descuido le negò la luz del mundo, la luz de unos ojos romanos y el calor de unas alas rotas.

Creo escuchar su llanto, su risa, aun con las canciones de Hocico, pero no es verdad. Ahì donde mi visiòn se pierde no hay nada.

Serìa muy fàcil terminar con esto, pero le debo èstas palabras a quien no alcanzò a respirar, por que como dijo el maestro Paz: "Las palabras nos hacen" y espero que estas le den un poco de consuelo atravez de sus eternas noches, cuando imagino que duerme y es mi deber velar por su sueño, por que no me queda mas que cantarle y susurrarle al infinito dulces canciones de cuna para que pueda enfrentar con valor a los dragones y a los monstruos que viven bajo su cama... No tengas miedo, sòlo fuè un sueño, ojalà lo fuera.

Ella pudo morir mientras yo no estaba, ya no recuerdo el tiempo, pero mi ausencia fuè peor que el engaño por que llamò a la muerte y èsta no se marchò con las manos vacias, se llevò lo que màs pude haber amado en este miserable mundo, nos arrancò a ella y a mi la oportunidad del latido, del temprano amanecer y de la risa despreocupada. Nos arrebatò las travesuras, los accidentes, las vacunas y las nalgadas... nos quitò lo que pudo ser.

Duele estar conciente de la verdad, duele estar despierto cuando èl o ella podrìa estarlo tambien, jugando, riendo. ¡Maldita sea!.

Vienen a mi mente canciones de la infancia, muchas de ellas ideales para esta ocasiòn, ideales para un par de ojos cansados, pero ninguna como la que sòlo se canta dormido, aquella canciòn que no sòlo duerme, sino que tambien aleja la maldad y la podredumbre del mundo, aquella que jamàs le podrè cantar, por que jamàs estarà entre mis brazos, jamàs me reflejarè en sos ojos, jamàs le podre dar un beso.

La edad pesa cuando el espejo olvida nuestro acuerdo, la edad pesa cuando nos percatamos de nuestra soledad, pesa cuando descubrimos que despues de nostros ya no habrà màs.

Duerme bien mi amor...

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